domingo, 24 de febrero de 2013

Pecado


Lucía hizo todo lo que estaba en sus manos para que él no se fuera de su lado. Él nunca levantó ni un dedo sobre ella y siempre le daba lo que ella quería, Lucía estaba bastante satisfecha por todos aquellos momentos que Luis le hizo pasar, tantas primeras veces y tantas risas por locuras hechas; pero Lucía tenía algo que la carcomía, algo que había ido creciendo y no la dejaba en paz al punto de no poder guardarlo más.
Lucía era una joven recién salida de su carrera de diseñadora, había comenzado con pequeños trabajos, pero como toda persona recién egresada deseaba comerse al mundo en un solo bocado; por otro lado Luis era un joven cineasta, apenas comenzaba a hacer cortometrajes pero varios de sus profesores decían que tenía un futuro prometedor.
Luis era su quinto novio, después de tener relaciones un poco difíciles el hombro amigo que siempre estuvo a su lado fue el de Luis y después de un tiempo lo inevitable sucedió. Lucía estaba con Luis desde hace 3 años ya, se querían mucho e incluso habían comenzado a vivir juntos.
Un día mientras veía a Luis dormir, Lucía sintió algo que jamás había sentido, se preocupó ya que nunca le había ocurrido eso -probablemente solo sea un pequeño malestar- se dijo y continuó con sus actividades, al llegar la noche ese sentimiento volvió como un boomerang al ser lanzado, solo que Lucía no esperaba ese regreso. Intentó ignorar ese sentimiento por días pero cada vez que lo ignoraba éste regresaba con más fuerza hasta el punto de no poder ignorarlo más. Por primera vez en su vida Lucía realmente amaba al hombre que estaba al lado suyo, pero ¿Estaba dispuesta a abandonar todo lo que habían creado por aquél pequeño error? bien dicen que una relación se basa en la confianza y en decir la verdad, pero ella no estaba segura de que fuera lo correcto.
Después de unos días Lucía se decidió, trató de verse lo más normal posible y no parecer extraña, cosa que logró hasta llegada la noche pues sabía que eso era inevitable y prefería hacerlo en ese momento a que ya no pudiera guardarlo más. Luis llegó de su trabajo pasadas las 7 como era usual solo que ésta vez Lucía lo esperaba en la sala.
-Hola
-¿Qué sucede? ¿Por qué tan misteriosa?
-Debemos hablar
Luis comenzó a preocuparse y supo que nada bueno saldría de aquella plática, su mente recreó miles de situaciones posibles pero no pudo llegar a nada que lo satisficiera.
¿Qué sucede? preguntó aún incrédulo Luis, -siéntate un momento por favor- le dijo lo más calmada posible Lucía, aunque sabía que esa era la última vez que podrían estar así.
-Me iré sin rodeo
-Está bien
-Quiero que sepas, que te amo y lo que sucedió fue solo una vez
Luis se quedó congelado como si le aventaran un balde de agua fría, sólo veía a Lucía mover los labios y las manos, pero no podía llegar ningún sonido a él hasta que escuchó aquella frase: perdón, pero te he sido infiel.
Luis no lo soportó más, se levantó de la mesa, cargó sus cosas y fue a su cuarto; Lucía lo siguió con los ojos llenos de lágrimas mientras pensaba que no debió decir ni una palabra, que si tan solo hubiera soportado un poco más quizá todo seguiría normal.
Luis tomó las cosas de sus cajones y las ponía en una maleta al mismo tiempo que Lucía se sentó en la orilla de la cama.
Lucía comenzó a lamentar todo lo sucedido, todos los momentos felices con Luis se le vinieron a la cabeza provocando un peor sentimiento en ella y un deseo de regresar el tiempo y poder evitar aquél problema que ahora la había sobrepasado.
Al terminar de guardar su ropa Luis cerró el cierre de la maleta, se levantó y antes de cruzar por la puerta vio a Lucía y con los ojos acuosos le habló a la cara.
-Pudiste quedarte callada y seguir felices por años, pero decidiste pecar con lo único que no podía soportar, la verdad- 
Luis tomó un suspiro y miró por última vez a Lucía quien sólo veía como se alejaba la espalda de Luis y escuchaba como se alejaban sus pisadas.

jueves, 3 de enero de 2013

Alma


Al fin abrió los ojos, -lo he logrado- se dijo a sí mismo el doctor, alumbró esos ojos azules para poder observar cómo la pupila reaccionaba ante tal evento, probó los reflejos como normalmente se hace en un chequeo y dio unos cuantos pasos para atrás; él enfocó bien y pudo ver esa bata blanca, cabello cano y expresión un poco cansada -¿Dónde estoy?-, preguntó con una voz un poco lenta y seca, -es lo de menos- dijo el doctor mientras sacaba el último cigarrillo de una cajetilla un poco maltratada -lo importante es que estás con vida- intentó calmarlo ofreciéndole un poco de agua, -en unos momentos podrás levantarte y andar, sólo debes acostumbrarte- éstas palabras sólo lo inquietaron más -¿Quién soy? ¿Qué día es? ¿Cómo diablos llegué aquí?-, el doctor puso su mano en su hombro y mientras sacaba el humo por las narices lo quiso tranquilizar.
-¿Al menos puedes responder alguna pregunta?
-No te esfuerces, en unos momentos las responderé
-¿Qué sucedió?
-No me gusta la palabra, pero podría decirse que un "milagro"
-¿Milagro?
-Así es, lo importante es que estás bien y no hay ningún problema
Volvió a ofrecerle un poco de agua mientras lo observaba detalladamente, cosa que lo inquietaba mucho, no podía recordar nada de lo sucedido, y al intentar, le dolía un poco la cabeza. -Tómalo con calma, no quieras correr antes de caminar- el doctor soltó una pequeña risa al mismo tiempo que fumaba del cigarrillo.
Comenzó a mover el brazo derecho con un poco de dificultad y luego el izquierdo, tal parecía que no tenía ningún problema, su cuerpo se sentía bien y no veía alguna cicatriz o algo extraño en su cuerpo. El doctor regresó al cabo de un rato y lo miró alegremente mientras se subía las mangas de la bata un poco -parece que te estás acostumbrado bastante rápido, te dije que sólo era cuestión de tiempo- acercó una silla y se sentó mientras buscaba algo sobre una mesa "¡ajá!" exclamó mientras sostenía un espejo con una mano -sin duda eres mi mejor trabajo- tomó rápidamente el espejo y observó lo que reflejaba; en un inicio estaba sorprendido, pero después no sabía que sucedía exactamente.
-Estoy muy viejo ya, sólo quería hacer mi última gran obra
-¿Pero qué es esto?
-Libertad
-¿Cómo?
-Quiero que goces de lo mismo que yo hice en mi vida
Sostuvo el espejo con una mano mientras tocaba su cara con la otra -¿Qué diablos soy?-, el doctor se levantó de la silla y tomó otra caja de cigarrillos que se encontraba sobre un banco, la abrió lentamente, la golpeó contra su mano y sacó un cigarro para después prenderlo, -una máquina-, éstas palabras lo dejaron mudo, sabía que no recodaba nada y todo era muy extraño pero sabía que el reflejo del espejo no mentía, no podía engañar ese reflejo.
Quiero que tengas los mismo privilegios que yo tuve y seas mi último gran experimento, si eres capaz de adaptarte en la sociedad y ella adaptarse a ti, tienes lo que ninguno otro tuvo: la capacidad de cuestionarte, ese elemento tan simple que puede parecer, es lo que te da la vida y la libertad de tus decisiones, ahora solo debes preguntarte si quieres vivir como uno más de los tuyos o arriesgarte y vivir como uno más de nosotros, eso, ya depende de ti; yo estoy muy viejo como podrás ver, ya sólo me quedan unos cuantos días de vida y es por ello que decidí hacer éste último intento.
Miró nuevamente el reflejo del espejo e intentó entender todo lo que había escuchado, por lo visto él era su gran y única obra, pero no sabía cómo continuar ¿Cuál era su nombre? ¿Tenía familia? ¿Tenía un perro? ¿De dónde era?, eran demasiadas preguntas y no sabía por dónde comenzar, pero quizá, eso era lo que lo hacía más humano.